Mi último DNI - Carta de la semana, en el XL Semanal de ABC, del 22 de febrero Agustín del Pino
He llegado puntual a la comisaría de mi distrito para renovar el DNI. El funcionario, muy amable, ha tomado mi foto, mis 12 euros, y después ha pasado a registrar mis huellas dactilares – no con un tampón de tinta morada como se hacía en tiempos remotos- sino en un aparatito electrónico. Faltaría más.
Mientras se hacían las copias procedentes le he preguntado por su horario de trabajo, por decir algo. También le he comentado lo difícil que es conseguir una cita por teléfono. Y me ha dado la razón. Pero lo mejor vino al final, con su comentario afable propio de un buen profesional de atención al cliente: “Bueno este ya es el último, salvo que se lo roben o lo pierda. Mire el plazo que se le da: 01 01 9999”. Y efectivamente, comprobé que así sería porque difícilmente me iba a mantener yo en pie hasta que llegara ese lejanísimo año. Y sentí como un gran bofetón en la zona aún consciente de mi psique. Otro empujoncito más hacia el hoyo. Lo que puede dar de sí renovar tu DNI. Me recuperé pronto porque no soy de los obsesos con ese tema. Llegará cuando llegue. “ Mira lo del pobre Kobe Bryan”, me dije. De todas formas, tengo que echarle una pensada a ver si dentro de un par de años “se me pierde” el DNI. Más que nada por hacerme otro, como cuando joven.
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