Asociación de Veteranos de Dragados

Nada más llegar este  gobierno socialista  de gestos y postureo  han comenzado las cesiones a los independentistas en pago a su apoyo en la moción de censura. Así,  se  ha  relajado  el control de las cuentas de la Generalitat y anuncian que van a  abrir de nuevo “embajadas” en Londres, Berlín,  Bruselas, Nueva York o Washington y en Suiza. Como contraste, la  Comunidad de Madrid, de economía mucho más potente, solo tiene  en Europa, en Bruselas,   la Oficina de la Comunidad – que no es una embajada- al servicio de los madrileños para sus gestiones con la UE.  Este año se ha trasladado al edificio de la representación permanente de España en la Unión Europea  con lo que se van a ahorrar 107.000 euros de alquiler que se podrán destinar a  mejoras sociales, por ejemplo.

La broma de las embajadas catalanas nos va a suponer a los españoles 20 millones de euros este año,  pero  para la  señora Vicepresidenta eso  debe ser  peccata minuta porque  ya se sabe que “el dinero público no es de nadie”, opinión -sea dicho con ironía - que debe encantar a los millones de españoles que tienen que pasar estos días por la ventanilla de la Agencia Tributaria para entregarle una buena parte de los frutos de su trabajo y de sus sudores del pasado año.  Pero  el esperpento catalán es, desgraciadamente, mucho más que un dispendio económico: es que pagamos a un gobierno que representa a menos de la mitad de los catalanes para ayudarle en su propaganda secesionista por el mundo.  Está bien claro que  en este esperpéntico asunto hemos vuelto a la política de la yenka: ahora toca “izquierda y atrás, un, dos, tres”.  ¡Ascolti, marchando otra de embajadas¡ Qué pena.